viernes, 27 de mayo de 2011

Mi experiencia de Dios...o, con Dios.

Dios. Monosílabo que lo abarca todo, que implica amor, poder, majestad, reverencia, alabanza, misericordia, sabiduría, discernimiento, creación, por citar algo.
Con los años y por la misericordia de Dios mismo, he ido comprendiendo que ÉL no es simple intelección, no es un nivel social o estatus, no es una insignia que hablará de cuán buena soy.
Ha habido tiempos en que me he sorprendido pensando que Dios es tan sólo una linda fábula para que sufra "callada la boca" y que es el producto de una neurosis colectiva desposeída, no privilegiada; sin embargo, la cordura viene por misericordia y veo con claridad que es el enemigo espiritual quien me distrae con tal pensamiento para robarme el precioso tesoro de la fe.
Dios es experiencia de vida, no una puesta en escena como si se tratase de una obra teatral; digo esto, porque también he vivido el espejismo de creerme beata por mis actitudes exteriores, aún cuando en lo profundo de mi corazón el ser conversa se trataba de una simple idea. 
La experiencia de Dios es LIBERADORA en todo el sentido de la palabra. Liberadora porque me concilia conmigo misma, me permite aceptarme con todo lo malo, lo "bueno", lo bonito, lo feo que soy; poder ser yo misma con todo este espectro de personalidad, en lo íntimo, en lo público sin perder mi propia dignidad.
Libera, porque me permite aceptar a los demás con sus aspectos de personalidad que me resultan una piedra en el zapato y sorprenderme de que si bien, sigue siendo molesto, no me roba la paz ni me quita la sonrisa del rostro, y con asombro, descubro, que poco a poco, muere en mí el impulso por criticar a las personas por sus rasgos exasperantes.
Libera del querer imponerme por encima de los demás, de la necedad por querer obligar a quienes me rodean a ser como yo quiero que sean, o sea, el movimiento de libertad me lleva hacia el respeto.
También me libera de mis equivocadas concepciones de lo que debiera ser mi experiencia de Dios. Es ÉL quien lleva la batuta de la relación, ÉL es quien sabiamente me concede lo que necesito, lo que puedo administrar y los dones con los que le puedo ser útil para amar a los demás; no está en mi el imponer cuáles carismas son los que quiero, porque al fin y al cabo, en mi egoismo los escogeria para lucirme yo, no para servirle, por tanto, ÉL me confía los carismas con los cuales pueda yo encontrar mi conversión, al tiempo que soy útil para los demás.
La experiencia de Dios, es una experiencia de VERDAD. ¿Por qué? porque en Dios está la claridad para valorar lo que es realmente importante. La vanidad, el egoísmo, la soberbia de este mundo exigen que para ser pleno, feliz, realizado, debe cumplirse con:  tener grandes títulos académicos, un gran trabajo, una gran familia, un esposo/a envidiable, hijos intelgentes, sanos, talentosos (y cuando éstos no vienen por la naturaleza misma de la reproducción humana, trasgredir con las herrramientas de la ciencia para "crear" y "concebir" el hijo que Dios me "niega" y que tengo "derecho" a tener), grandes posesiones materiales, ¡hasta la marca le imponen a uno! para asegurar que uno identifique "cuán exitoso" es.  Y no, en Dios lo realmente importante es el AMOR, amor expresado con la palabra caridad, pues el verdadero amor es dádiva de sí mismo más que de bienes materiales, es aceptar al otro con la misma medida que Dios tiene para con uno, es ser valiente para defender la fe sin importarle el "desprestigio" que va a comprarse, es en todo momento pedir la gracia y luchar contra uno mismo, para ser una transparencia del ser y del amor de Nuestro Señor Jesucristo. Amor manifestado en obediencia a la voluntad de Dios, en sacrificio, entrega, oración perseverante, en humildad.
La experiencia de Dios lo lleva a uno a llamarle PADRE. Dicen que sólo quien se sabe hijo suyo, puede llamarlo Padre. Tener a Dios por Padre es saberme amada por ÉL, la certeza de que ÉL siempre me dará cosas buenas, aunque de primera entrada yo no le vea lo bueno por ningún lado, es saber que Jesucristo es para mí CAMINO, VERDAD Y VIDA.
Soy tan sólo una pecadora más librando su lucha en este peregrinar hacia la Jerusalén del Cielo y en su limitada comprensión, por misericordia de Dios Padre, va teniendo esclarecimientos de lo que para su realidad es la experiencia de Dios.
Bendiciones y abrazos.

viernes, 20 de mayo de 2011

La riqueza que heredo de quienes se han cruzado en mi camino.

Dios Padre permite que los caminos de los seres humanos se entrecrucen para escribir historias de conversión.  Esto es una verdad que ahora logro comprender en paz y agradecimiento.
Es común que uno en su religiosidad natural, espere que la bendición de Dios llegue con el rostro de la abundancia, de la fertilidad, de la buena fama, de la comodidad, del ser amado por todos los que le rodean a uno, del ser popular, número uno, alma de la fiesta, ser la luz que brille en todo evento social, por pequeño que sea, además de una buena figura, un buen rostro, buena salud y condición atlética; en síntesis, uno se cree que la bendición de Dios es la perfección de las condiciones de vida en este mundo, según las expectativas del mundo.
Ahora, a lo que motiva mis letras.
El rechazo, las falsedades, la manipulación, la hipocresía y las calumnias son aspectos de vida que, históricamente, me han causado gran dolor y tristeza.  Recuerdo que en un principio, mi reacción era de ostracismo, de rumiar mis dolores y caer en una tristeza que explotaba en cólera. Más tarde, con los años y una percepción de falsa valentía, reaccionaba con agresividad manifiesta en malos modos, en silencio, y algunas veces, en chistes bastante sangrones.
Pero con el tiempo, y aunque suene a vieja fanática, Dios Padre en su misericordia, me facilitó los medios y los correctos maestros, según el magisterio de la Iglesia a la que pertenezco, me llamó a su Luz y todo empezó a cambiar.  No cambiaron las personas, el cambio se opera en mí, gracias a dos factores: 1, El amor de Dios.  2. Me despojé de toda majadería y abrí el alma para que ÉL haga su revolución de amor.
De eso hace ya unos cuatro años. Fue tan sólo el inicio, porque este camino nunca termina, se anda hasta que la hermana muerte llegue a avisar que ya es hora de partir.
Hoy por hoy, miro atrás y sólo veo tesoros, crecimiento espiritual.
Los insultos y comentarios despectivos para conmigo, fueron transformados en bendiciones, en modificaciones y mejoras. Las falsas "verdades" que se dijeron de mí, fueron tan sólo una puerta para que Dios me enviara amor, consuelo, paz, y me hablara aún más al oído, llamándome a su lado para instruirme más.  Los rechazos, que aún los vivo, me sirven como arista para poder mirarme desde otro ángulo, autoexaminarme y corregirme o ratificarme.  El desprecio, me regala espacios a solas, donde puedo elevar mis ojos en busca del Rostro amoroso de Dios, y siempre lo encuentro, animándome y regalándome nociones de la verdad.  De la hipocresía aprendo el valor del ser genuino, auténtico, fiel, leal y me alerta, para que siempre busque abrir mi alma a Dios y Él me guíe para ser y actuar según la verdad.
Como ven, no sólo las personas que obsequian amor, apoyo incondicional, compañía, aquellas que son buenas con uno, dejan huellas valiosas en la propia existencia.  También de aquellos con quienes sufrimos ratos amargos,  se heredan riquezas de insospechado valor, tesoros que sorprenden por lo invaluables y positivos que son.
Además, si Cristo, unigénito del Padre, sufrió todo lo anterior y más, quien soy yo para hacerme la merecida y esperar que mi vida sea color de rosa, con todas mis necesidades y necedades satisfechas por ÉL; privilegio es que mi vida sea una transparencia del ser y del amor de Jesucristo, lo cual conlleva vivir alegremente, todo lo negativo que anteriormente he descrito.
Bendiciones y abrazos.

miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Será cierto que Dios condena?

La concepción más popular y errada es que Dios condena.
Hoy mismo he estado leyendo y meditando el evangelio según san Juan (capítulo doce, versículos del cuarenta y cuatro al cincuenta) y el mismo Jesucristo habla:-"...el que me ve a mí ve al que me ha enviado...no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.  El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día." 
Entonces, a partir de las mismas palabras de Jesús se desprende esta comprensión: Cristo es la luz del mundo para librarnos de las tinieblas del pecado, dicha Luz es su Palabra, su Evangelio, el cual no tiene nada de ambiguo cuando uno se decide a recibirlo sin expectativas, sin buscar argumentos, sin buscar pretextos, ni disculpas.  
Si Jesús y Dios Padre están el uno en el otro de modo recíproco, si Cristo afirma que quien lo ve a Él ve a Dios, que lo que él habla es por mandato del Padre Celestial, entonces, Dios no condena, Dios busca y propicia la salvación de sus hijos adoptivos, que somos todos los seres humanos.
Desde el principio de la Creación, Dios Padre regaló a la especie humana el libre albedrío, por tanto, cada uno de nosotros tiene la libertad de escoger para sí camino de perdición o camino de salvación.  Optar por el camino de salvación y vida eterna consiste en guardar, o sea, observar y hacer vida, las palabras de Cristo, es convertirse en evangelio viviente en el amplio espectro del compromiso cristiano.
Por lo tanto, el ser humano desde su vida terrena puede anticipar la vida eterna, viviendo según los valores del Reino y así el día del juicio personal, por lo menos pegar terminación con el purgatorio.
Pero también, uno puede desde este mundo empezar a vivir la condenación eterna, con el simple hecho de rechazar toda enseñanza de Dios, de Jesús, haciéndose de uno mismo el dios personal que gobierna ciegamente su propia existencia.  Cabe destacar que este es uno de los engaños del enemigo mortal, que uno piense que Dios es un cuento de hadas y que la vida hay que "disfrutarla al máximo" probando todos los excesos, porque de por sí, no hay tal de vida eterna.
La fe, el creer en Dios, en su Unigénito, es una virtud teologal, es decir, sólo Dios Padre puede concederla, por tanto hay que orar perseverante para que Dios conceda y/o aumente la propia fe, para de este modo, fortalecidos en ÉL y en Cristo hacer opción de vida eterna.
Abrazos y bendiciones.

miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Cuál es el mejor milagro?

En las Escrituras se lee sobre los milagros que Cristo realizó en nombre de Dios. Los paralíticos podían caminar, a los ciegos se les daba la vista, a los sordos se les devolvía la capacidad de oír, a los endemoniados se les libraba de los espíritus inmundos, a los muertos se les devolvía la vida e incluso a los enfermos crónicos se les restituía la salud.
Hoy los seres humanos estamos ansiosos por ver el poder de Dios manifestado en medio de nosotros, pero limitamos el dejarnos asombrar por el poder del Omnipotente, a los sucesos que rompan con las leyes de la naturaleza, circunscribiendo la fuerza del milagro al ámbito de lo terreno y perecedero.  Me explico, ¿qué es mejor?: que una persona vuelva a caminar con sus piernas corporales, las cuales cuando muera, quedarán inertes; o que el milagro sea, que su parálisis espiritual sea curada y aunque su cuerpo no pueda moverse, su alma no tenga límites en el Amor de Dios.  O, que una persona ciega vuelva a ver con los ojos de su cuerpo, cuerpo mortal; o que al ciego del espíritu se le devuelva la vista y pueda mirar su propia miseria, su pecado, se arrepienta y se convierta para la vida eterna.   Que a un sordo se le devuelva el oído y oiga los sonidos de este mundo, o que se le abran los oídos del espíritu para que pueda oír la voz de Dios que le llama amorosamente y le instruye para que se salve y tenga vida abundante en ÉL.
Considero que el mayor milagro que pueda operarse en cualquier persona, es el milagro de la conversión; milagro que devuelve la salud al alma, al espíritu propio que al momento de morir el cuerpo alcanza un estado de trascendencia eterna, de tal modo que sumado a la justificación que Cristo nos ha logrado, se puede alcanzar la vida eterna.
La salud del cuerpo es importante, los milagros extraordinarios que rompen con las leyes naturales son genuina muestra del poder de Dios Padre, pero, creo personalmente, hay milagros superiores, invisibles, trascendentales y que muestran mucho mejor el gran poder de Dios.
Bendiciones y abrazos.

Anhelos y realidades.

De siempre he creído que el anhelo inscrito en el corazón, es la clave para descubrir la vocación a la cual uno ha sido llamado para cumplir en este mundo. Incluso, una vez, oí en la radio la fábula de un águila que por un accidente, todavía siendo un huevo, cae en un gallinero y lo "adopta" una gallina que estaba clueca, lo empolla junto con los otros huevos, nace el águilita en medio de todos los pollitos y empieza su vida creyéndose un pollito desadaptado; sin embargo, cuando crece, mira al cielo y siente el anhelo de volar; hasta que un día todo se confabula, el águila descubre su verdadera identidad y se remonta en el cielo azul, feliz de descubrirse.  Pues, este cuento corto por muchos años alentó mis sueños, mis anhelos.
Sin embargo la realidad es otra, al menos para mí. Y, ahora que estoy más enfocada en buscar el Rostro de Dios, creo haber encontrado una explicación, quizás no parezca lógica, pero al fin y al cabo, una explicación.
Mi anhelo particular está asociado a la música, al bel canto, a vivir en el extranjero y además, a sueños de grandeza; para realizarlo luché contra la oposición de mis papás, luché internamente conmigo misma pues tenía el conflicto de honrar a padre y madre, al tiempo que buscaba ser yo; luché con un sentimiento de vejez, sentía que a la edad que comenzaba ya era muy tarde. Aunque hubo consuelos: personas que expresaban admiración por mis talentos, otras me alentaban, diciéndome que me estaba "desperdiciando aquí"; incluso, gracias a Dios Padre, pude estudiar música en la Etapa Básica de la UCR, también  fui becada por un profesor de canto, estudié actuación con el mejor profesor de teatro que hay en el país, pude participar de un montaje de ópera con una compañía independiente, como uno de los personajes principales.
Retomo, la realidad hoy día, para mí, dista mucho de aquellos anhelos.  Aquí es donde mi comprensión se torna en otra.  He llegado al convencimiento de que en la pedagogía particular que Dios Padre dispone para cada uno de sus hijos adoptivos, me tocó en suerte vivir el anhelo como signo de contradicción.
Vivir el anhelo como signo de contradicción supone, para mi crecimiento espiritual varias lecciones. Primero una lección de humildad, pues por mucho tiempo sentí vanidad a partir de mis talentos. Segundo,  una lección de obediencia y sometimiento a la Voluntad de Dios a partir de lo incomprensible, por ende, una lección de abandono a la Voluntad del Padre Celestial. Tercero, una lección de silencio, de callar las preguntas innecesarias de "¿por qué ...?", así como los reproches y reclamos. Cuarto, una lección de esperanza, entendida como saber esperar en Dios, en su Palabra, en su promesa.
Hoy por hoy, vivo mi anhelo como signo de contradicción en gozo, en paz, en esperanza; cada día Dios Padre me abre un poco más los ojos del alma para mostrarme la belleza del plan trazado para mí, a partir de vivir en alegría mi anhelo contradictorio; y les confieso, los sueños de grandeza se están cumpliendo, no en la limitada medida que yo había concebido, en la medida de una grandeza superior que se viste con el traje del servicio, del morir al egoísmo y del abrirse a responder generosamente al llamado de ser un instrumento para ser usado por Dios.
Bendiciones y abrazos.

martes, 10 de mayo de 2011

Un pequeño homenaje atrasado.

Quiero hacer un pequeño homenaje a un hombre, uno muy especial para mí; se trata de mi esposo quien en días pasados cumplió años.
Lo conocí hace quince años, el día que fui a audicionar para el Coro Sinfónico Nacional.  Entre la gente, ví a un muchacho de amplia sonrisa, actitud inquieta y ojos preciosos; me crean o no, oí una voz dentro de mí que dijo: "es él", me pregunté: ¿será  posible que ése sea el amor de mi vida?, encojerme de hombros fue mi respuesta.  Por increíble que parezca, dos días después me propuso noviazgo y mi "afirmativa" respuesta fue: ¡diay! ¿por qué no?
Cuando lo conocí no estaba en busca de nadie, hacía unos cuatro meses había llegado a su final una relación de ocho años de noviazgo y no me sentía apurada, o al menos eso es lo que creo.
En fin, desde el comienzo ví en el hombre que hoy es mi esposo, que era alguien completamente diferente a todos los hombres que había conocido hasta aquel momento: espíritu rebelde, gusta de la música clásica, no hablo de Bob Marley, sino de Mozart, Beethoven, Bach, Vivaldi, Verdi, así como un gusto por lo auténtico, entre otras cosas.  Aún así, me aventuraba a ser la novia de un perfecto desconocido.
Con el paso de los años, he ido conociendo a ese "perfecto desconocido"; las más de las veces, por medio de las peleas que son la consecuencia de las diferencias y otras por las batallas que libramos como frente unido; pero no dejo por fuera los bellos momentos compartidos en franca armonía.
Hoy quiero agradecer a Dios Padre por juntar nuestros caminos y permitirme conocer un maravilloso ser humano de quien he podido aprender el valor de aceptarme como la persona que soy, el valor de abrazar la vida en su completud.  No es un santo, pero me gusta pensarlo así pues me acepta y sobrevive a mis defectos que son bien feos.  Y, gracias a Dios Omnipotente, él es el hombre temeroso de Dios, amante de Su Voluntad, fiel a su familia, amoroso, hombre de trabajo tesonero con el que tanto había soñado desde niña.
Gracias mi amor por ser quien eres, pues con virtudes y defectos, eres justo quien Dios Padre había destinado para mí, para mi conversión, para mi realización...espero que yo sea la tuya. Te Amo.

lunes, 9 de mayo de 2011

Ahora sí, de nuevo a la realidad.

Hoy en el rezo de los laudes han destacado para mí, ciertos versículos de las lecturas Romanos 10, 8b-10; salmo 83; Isaías 2, 2-5 y del evangelio según san Juan 6, 22-29.
En orden, aparecieron así:
"Dichosos los que encuentran en tí su fuerza
al preparar su peregrinación:
cuando atraviesan áridos valles, los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana,
los cubriera de bendiciones;..." (del salmo 83)

"Él nos instruirá en sus caminos,
y marcharemos por sus sendas;..." ( de Isaías 2, 2-5)

De Romanos 10, 8b-10: " Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como tu Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.  Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación."

Y, del evangelio de hoy, según san Juan 6, 22-29:
 Jesús les contestó: -<>
Ellos le peguntaron: - <>
Respondió Jesús: -<>

Todo se me convierte en una plegaria completa que eleva mi alma en agradecimiento, súplica y que de Dios Padre viene con la exhortación de vivir en Cristo.
El salmista reconoce que la vida del creyente, es una vida con dificultades, tribulaciones, pero que quien se abandona en manos de Dios Padre, recibe de ÉL la fuerza extraordinaria para continuar con gozo en el alma y una amplia sonrisa en el rostro, sabiéndose triunfador en Cristo y con Cristo.
Isaías ya anuncia que todo saber, inteligencia, sabiduría que valen la pena, son las que provienen de Dios Padre y quien es dócil a Su Voluntad, camina seguro por Sus sendas.

En la carta a los Romanos, el Señor me regala esta comprensión personal, mi salvación proviene en primer término por la justificación que Jesús me ha alcanzado con su sacrificio santo y perfecto, pero que yo debo creer de corazón. La confesión de labios, supone tácitamente, que nace del corazón iluminado por la presencia de Cristo Jesús e impregnado por su espíritu, actúa conforme a ser evangelio viviente tal y como lo es Jesucristo; así, unido en Cristo a Dios Padre.  Pues si confieso creer en Jesús tan sólo de labios, sin reflejarlo con un genuino, sincero testimonio de vida en Cristo, soy tan sólo una mentirosa, una hipócrita que usa el nombre de Jesús para quedar bien ante los seres humanos ( o sea, que mi verdadero dios, sería mi vanidad ).

Para reafirmar lo que hoy me quiere decir el Señor, Jesús me regala a través del evangelio la máxima de TRABAJAR POR EL ALIMENTO QUE PERDURA PARA LA VIDA ETERNA...haciendo la obra que Dios quiere...: que crea(is) en el que Él ha enviado.
Todo se conjunta en la idea de que mis esfuerzos cotidianos, aún en medio de los afanes de este mundo, siempre estén orientados en trabajar por alcanzar el Reino de los Cielos, perseverando en el escrute de la Palabra a la luz del Espíritu Santo, constante en la oración íntima, privada, asimismo en la oración comunitaria, que frecuente la celebración de la Palabra (santa misa) y participe de la fracción del pan (sagrada comunión, para quienes somos católicos).  Todo esto como punto de partida para estar en estrecha unión con Cristo y de este modo, sea Él quien actúe en uno, así profesar la fe en Dios y en su Cristo.
Jesús también amonesta que uno muchas veces lo busca, no por amor, no por fe, sino porque al ver lo poderoso que es Dios, uno lo busca para que satisfaga las mundanas necesidades que se tienen. Así que es obligatorio, ser autocrítico y siempre autoexaminarme para saber si le amo porque lo necesito o lo necesito porque lo amo.

Experiencias durante un partido de final de campeonato de fútbol.

Hoy deseo compartirles mis experiencias de ayer domingo, 8 de mayo, durante el primer partido de dos, para la final del campeonato de verano del fútbol nacional, entre los equipos de San Carlos y la Liga Deportiva Alajuelense.
Primero hago referencia que de aficionada al fútbol tengo relativamente poco tiempo de serlo, de niña me desagradaba este deporte, pues fue la causa de muuuuuchos domingos aburrida en el estadio Carlos Ugalde Alvarez, casa del equipo de San Carlos, porque mis papás eran miembros activos del San Carlos FC y, además de reuniones de junta, ayudaban con la venta de comidas en el chinamo que el Ala Femenina del equipo tenía (o tiene) en el estadio.
Con el tiempo y luego de ir comprendiendo en qué consiste el fútbol, le he ido tomando el gusto. Soy aficionada "light", no me gusta el fanatismo, por lo tanto no considero que llegaré a caer en ese extremo.
En cuanto al día de ayer, la jornada comenzó desde muy temprano pues teníamos que desplazarnos desde donde vivimos, a 30 minutos del centro de la ciudad  de La Fortuna, la cual a su vez dista a 1 hora de Ciudad Quesada, cabecera del cantón de San Carlos y la ciudad donde se halla el estadio.  Había que estar bien tempranito haciendo fila, porque las puertas del estadio las abrían a la 1pm y el partido se jugaría a las 5pm.
Una vez frente al estadio, alineados para poder entrar, ya se sentía la fiesta: vendedores de banderas, de capas para la lluvia (San Carlos es reconocido porque siempre está lloviendo), pulseritas, gorras, vuvuzelas, camisetas, revendedores de entradas ofrecían lo suyo y hasta un pintacaritas, gratuitamente ilustraba con los colores del equipo favorito, los rostros de los aficionados. También como no se permite ingresar al estadio con monedas (para evitar agresiones a los jugadores y árbitros) hubo la presencia de representantes de causas sociales para aprovechar la situación y así hacer colecta.
Ya dentro del estadio, entretenidos con actividades como concursos, bailarines, reconocimientos, y el destacado joven que iba por toda la cancha, gradería por gradería, haciendo suertes con un balón al mejor estilo del Cirque du Soleil.
La energía de los aficionados es increíblemente maravillosa, escuchar tantas gargantas corear al equipo, animarlo, es hermoso. Lástima que todavía muchos, dan lugar a cantar insultos a la afición contraria así como a los jugadores contrarios; mención aparte, son los habituales "madrazos" que se gritan desde el alma, en desahogo de una jugada frustrada.
Hubo un muchacho en particular, estaba sentado delante de mí,  todo el tiempo dedicó señas, insultos y "recomendaciones" a los liguistas, pero lo destaco porque me resultaron llamativos la vehemencia y el ardor con que vertía sus energías en tales acciones. Al final del encuentro y con el resultado en nuestra contra, el joven entró en una especie de trance futbolístico que no lo dejaba dar crédito a lo que había sucedido.
En cuanto a  la barra de los alajuelenses, algunos destacaron por su actitud soez, con gestos obscenos e incluso hubo uno que se bajó los pantalones y dejó las nalgas al desnudo. Triste, pero cierto.
Mientras tanto, en la cancha los equipos en pugna. San Carlos, novato en las lides de finales de campeonato, lució con gran amor por la camiseta, aunque, creo fue por los nervios, bastante desorientado y aún así aguerrido. En cuanto a los adversarios, a todas luces se vió que estudiaron concienzudamente los movimientos del equipo sancarleño, pero jugaron haciendo uso de golpes, triquiñuelas, zancadillas e incluso, mofándose de los nuestros...aquí pregunto ¿será acaso por esa errada concepción a nivel nacional de que los sancarleños somos unos "botas de hule", maiceros sin roce?
En fin, ayer se vivió la fiesta del fútbol una vez más. A Dios gracias, pude ser testigo presencial y disfrutarlo en amplio espectro. Ya veremos que sucederá en el partido decisivo.
Bendiciones y abrazos.

sábado, 7 de mayo de 2011

Retomando...

Hace dos años, por sugerencia de unas amigas, decidí abrir mi propio blog para exponer mi manera de sentir, de pensar. De repente, dejé de publicar y ahora, por cuestiones de la vida, al participar en el blog de una amiga, pues me he encontrado con éste que tenía en total abandono.
Me propongo retomar el uso de este espacio y espero, sea lo que propone ser.
Bendiciones y abrazos.