martes, 20 de septiembre de 2011

Dar muerte a la tibieza

"Y lo mismo se revolcarán los Santos Padres, Santo Tomás de Aquino y San Francisco de Asís, cuando sigan en aumento los católicos que se están dejando llevar por esa expresión superficial, fácil, egoísta y materialista de ese “evangelio según san yo”, sectario, emocionalista, de espectáculo y musiquita relativista."  Fernando Casanova.

Hago mías las palabras del señor Fernando Casanova.


Hoy expreso, no mi malestar, porque a mí nadie me debe nada de nada, sino la denuncia de una experiencia de "fe" claramente planteada en la expresión:   "evangelio según san YO".

¿Dónde está el espíritu de valentía que Dios Padre nos regala con su Santo Espíritu?

En la actualidad, los católicos nadamos en un mar de distracción y egoísmo tales, que hemos perdido el norte real de nuestra existencia: DIOS PADRE.

Por miedo, sí, por miedo al rechazo, a las palabras groseras, a ser señalados no nos atrevemos a mantener una postura comprometida con la Voluntad de Dios Padre, con sus mandatos, con sus Enseñanzas.
Expresamos un relativismo, disfrazado de tolerancia, de comprensión, de "amor al prójimo", para evitar las confrontaciones que nos conllevaría la clara denuncia de todo aquello que atenta y está contra la Palabra.
Hemos perdido, en primer lugar, la certeza de que Dios Padre sí existe, vivimos como si ÉL fuera tan sólo un bello cuento para adormecer los dolores del corazón y sufrir "estoicamente" las vicisitudes de nuestro diario vivir.  En segundo lugar, a falta de madurez en la fe, hemos comprado fácilmente la consigna de que el diablo y el infierno no existen, son tan sólo personajes de otro cuentecito que se usa para establecer métodos de control conductual. Por tanto, actuamos políticamente bien para no involucrarnos en enredos, bajo la consigna "vivir y dejar vivir".

Ya hoy no hay mártires, valientes que mueran por defender la verdad de la fe, la Verdad única de Dios Padre, de Cristo y su sacrificio santo.
Ya no abundan los hombres y mujeres que defiendan, a capa y espada, el don de la vida, la vocación sacerdotal, la vocación religiosa, la vocación del matrimonio, la familia, como Dios manda; ni tampoco, hay defensores de la Verdad, del Temor de Dios... Hasta la asistencia a la misa, a la celebración eucarística la hemos trastocado en la salidita del domingo, no la respetamos ni con la conducta ni con el vestido, además nos limitamos a calentar la banca, el cuerpo presente y la mente ausente; muchos se acercan indignamente (y me refiero al estado del alma)  a recibir la Sagrada Comunión,  sólo para ser vistos y que los juzguen de buenos católicos; y  los sacramentos son eventos sociales "muy bonitos y lucidos"...¡vanidad, pura y triste vanidad!
Callamos y nos conformamos con ir a misa, golpearnos el pecho y hacer cara de estreñimiento para que todos vean cuán contrito está nuestro corazón. Nos aliviamos la voz de la conciencia con "sentir bonito" y decir que una celebración es muy linda, si el curita no denuncia, se limita a hablar lo que endulza el oído y hace gala de una gran oratoria, si el momento de la Consagración es matizado con musiquita de fondo; y creemos que vivir bien dentro de la Iglesia, se limita a no decirnos las verdades caritativamente y hacemos experiencia como una horda de hipócritas, dignos representantes de aquella fuerte frase de Nuestro Señor Jesucristo: "sois semejantes a sepulcros blanqueados, por fuera parecen hermosos, pero por dentro están  llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia" (Mateo 23, 27)

Ser testigo fiel de Cristo no es tan sólo un asunto de andar regalando flores y arcoiris de colores, es, además de anunciar la Buena Nueva, denunciar todo lo que viene del príncipe de las tinieblas, de su cultura de la muerte, muerte que no se limita al plano físico, sino que abarca el más importante, la muerte del espíritu que nos roba la herencia eterna como hijos adoptivos de Dios Padre.

Dijo Cristo: " Os he dicho esto para que no os escandalicéis.
 Os expulsarán de las sinagogas, e incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios.
  Y harán esto porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
   Os he dicho esto para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho." (Juan 16, 1-4)

Termino con una pregunta: ¿a quién rindo pleitesía: a Dios Padre o a las creaturas?

Bendiciones y un abrazo.


miércoles, 31 de agosto de 2011

Mi testimonio y testamento.

   Cuando, con mi esposo, tomamos la decisión de asistir a las catequesis del camino neo-catecumenal, lo que menos se cruzaba por mi mente, era tener por objetivo hacer de mí una salmista.  Aunque, si bien es cierto, hubo quienes me sugirieron la idea cuando me invitaron a formar parte del catecumenado, el ser cantora no fue mi motivación para entrar.

   Ya, al formar parte de una comunidad, sin darme cuenta, estaba de cantora.


   Desde el día uno, cuando tomé la guitarra en casa y comencé a estudiar los cantos, todo ha sido enseñanza.
    Por mucho tiempo me enredé en el postulado: la música no es lo importante, lo importante es la Palabra.   Me confundía porque me decía a mí misma, ¡cómo no va a ser importante la música, si el que canta ora dos veces y si la música carece de importancia, entonces para qué gastar esfuerzos en componer música y hacer cantos!
    También me confundía el decir, unificar los cantos, hay que hacerlos como los hace Kiko (fundador del Catecumenado y compositor de los cantos) por tanto, enfocaba mis esfuerzos en ser tan sólo músico, en hacer ejercicio del alma de músico que Dios Padre me dió.
      
 En estos meses, si acaso serán diez, en los que he estado guitarra en mano, canto en garganta, comunidad alrededor, Cristo en mi corazón (o al menos eso creo, no por él sino por mí) y Dios Padre al frente, he vivido signos de contradicción, dolores, y lo que mi soberbia ha interpretado como humillaciones, asimismo, el apoyo, el aliento, la palabra oportuna de quienes me enseñan desde la caridad.
   Todo ha sido un riquísimo aprendizaje, un crisol que me derrite para ser moldeada según la Voluntad y el plan de Dios Padre para conmigo.   Dejo atrás todo aquel discurso de, que si mi voz ésto, que si mi voz aquello, que si tengo estudios vocales o no. Esto no es importante, es tan sólo circunstancial, pues Dios Padre da y quita según su Voluntad.

   Hoy comprendo: mi voz es lo de menos; los cantos no sólo se estudian musicalmente, se escrutan antes que nada;  no debo cantar con indiferencia, tampoco con modismos que se expresan en gestos y posturas efectistas, se trata de abrir mi corazón, de entregar voz, manos y alma a Dios Padre para que ÉL me use como instrumento suyo; el espíritu no lo pongo yo, mi propio espíritu necesita ser colmado, Dios Padre es quien da el Espíritu;  si ÉL tiene a bien, hará resonancias en mi ser, que pueden ser percibidas o no por los demás.

   Como cantora, soy un acompañamiento para la comunidad, nada más; y como tal, el acompañante no brilla, apoya, ayuda.  En la suavidad de la música, hay un mayor deleite de la fuerza y la profundidad de la Palabra;  la Palabra va adelante y la música le acompaña.

   En su amor infinito, Dios Padre me está enseñando grandes cuotas de humildad, me está regalando el que no afirme mi identidad en aspectos circunstanciales, aunque, hasta hoy, sean intrínsecos a mí, quiere que me identifique en ÉL.

   El camino apenas empieza.  Sólo Dios Padre sabe lo que me espera.

   Bendiciones y abrazos.



martes, 30 de agosto de 2011

El valor de la humillación.

  Los últimos días han sido llenos de incomodidad anímica; me he sentido humillada.
 
  ¿Por qué la humillación es tan molesta? Pues, en lo elemental, el ser humano es soberbio, vanidoso, egoísta. La constante tácita de esos tres adjetivos: el YO;  todo tiene que funcionar, girar, disponerse, comprenderse en mi favor, ¡ah! y sin dolores, ni privaciones, ni negaciones.
   No escapo a esta realidad humana y por mucho que me esfuerce por ir en pos de la Voluntad de Dios Padre, mi YO, mal aconsejado por el demonio, siempre busca ser un dios en sí mismo.

   En días pasados mi experiencia de vida en Dios, ha sido escrutada. Luego del examen, mi alma quedó inquieta, magullada parcialmente, y con un mal sabor de boca. 
  Me expuse con sincero corazón y la respuesta de algunos me resultó en juicio malicioso.

  De vuelta a casa, la incomodidad en mí comenzó a tomar fuerza, se tradujo en tristeza, desánimo, y búsqueda de la Verdad.

   Tras preguntar, orar, interpelarme, descubro con gozo la riqueza de haber sido humillada. 
   Desde hace algún tiempo vengo cuestionándome con respecto a mis flaquezas, mis pecados, mis faltas y había entrado en una zona de confort conmigo misma.  
   Entonces entra la acción purificadora de Dios Padre a través de estas personas de quienes percibí hostilidad y prejuicio.  No hubo tal.  De hecho, el que haya calificado dichas opiniones como peyorativas para conmigo, expresan la soberbia, la vanidad que aún habitan en mí.
  
  Si voy por la vida esperando que la gente sea amable conmigo, nada más por mis buenas intenciones, porque lo que hago, lo hago, según yo, con la mirada puesta en Dios Padre, estoy mal.  Olvido que Cristo, siendo el Hijo de Dios, fue acusado de actuar con el poder de satanás,  nada más leer los evangelios de Mateo 12, 22-24; Marcos 3, 22 y Lucas 11, 14-16, para recordarlo y abajarme. ¿Quién soy yo para esperar se me juzgue con benevolencia, nada más porque digo dar fe de mi proceder?

  El valor de la humillación que viví, es mayor;  es regalo de Dios Padre quien en su grande amor por mí, me quiere humilde, humilde hasta las últimas consecuencias; quiere que mi confianza sólo descanse en Él,  que la opinión que me valga siempre sea sólo la de ÉL y que nunca olvide que al único que hay que debo contento es a ÉL.   Que continúe abandonándome a su Voluntad, que ore más, que le pida Espíritu Santo con más ahínco y perseverancia, para que la obra sea Suya y el día que ÉL se manifieste por medio de mí, del cacharro que soy en sus manos, exprese la grandeza de su poder y misericordia.

 Bendiciones y un fuerte abrazo.





lunes, 29 de agosto de 2011

Un día me dijeron:

No se defienda...entonces recordé que mis defensores son la verdad, Cristo, Dios Padre y el Espíritu Santo.

Su problema es que todo lo razona... volví a razonar y recordé que fe y razón tienen que ir juntas en equilibrio sano, la fe sola es fanatismo, la razón sola es secularismo ateo.

Chismes sobre mí... descubrí lo triste de no ser honesto, directo y sincero con uno mismo, la cobardía del corazón humano.

Das mucha importancia a lo malo...tuve que aceptar mi pobreza de espíritu.

Hable en simple, sin tanto adorno... recordé que tengo que adaptar mi verbo a mi intelocutor.

No sea ridícula... me observé y decidí no dejar de serlo, porque sería aniquilar mi autenticidad.

Al final descubro cuánto egoísmo hay arraigado en mí, cuánto camino me falta por recorrer para lograr la verdadera humildad, tengo que abrir más mi corazón a Dios Padre, para que ÉL me transforme y me convierta según su Voluntad.

Si sirves, pero te sirves, entonces no sirves.

Desde hace días una idea viene martillando mi cabeza: si estás para servir, pero lo que haces es servirte, entonces, no sirves para nada (de mi propia inspiración).

Oigo comentarios sobre personas que están en puestos importantes dentro de sus respectivas iglesias, grupos apostólicos y de quienes se comentan actitudes llenas de soberbia, de desdén para con los demás e incluso, actitudes faltas de hermandad para trabajar en la transmisión de la fe.
Personas que tienen muchos años de nutrirse de la Palabra, años de estar aprendiendo, pero que a la postre no dan muestras de que ésta les halla tocado el corazón.  Aún hay orgullo, prepotencia, prejuicio y egoísmo.

No es Dios Padre quien falla, su Palabra es viva y eficaz; fallamos los seres humanos, quienes en cuanto nos delegan una responsabilidad, viramos la tortilla y, aquello que es para servir, lo trastocamos en "mi puesto de provecho personal". En el egoísmo y la autosuficiencia, se cierra la puerta a Dios Padre, ÉL se queda afuera y uno es quien, al negarle la entrada, impide que su Palabra cumpla el cometido de transformar, de convertir, de expresar la gloria y el poder del Altísimo en esos rasgos de personalidad contrarios a su Voluntad.

Los que vemos estas pajas en los ojos ajenos, no podemos olvidar ir al espejo y mirar con detalle, la gigantesca viga que descansa en el propio ojo.  Por eso, en lugar de criticar y destruir, hay que aprender y ser celoso de las propias responsabilidades, así como asumir una actitud orante, sin descanso, para pedir a Dios Padre que colme con su Espíritu Santo a los hermanos que ya no sirven, o que están en peligro de sucumbir ante el engaño de la vanidad.

Orar, orar sin tregua, con corazón sincero y humilde, ésa es la actitud de quien se sabe llamado a servir, pues reconoce que sólo con la presencia de Cristo en él/ella es que se hace posible el servicio a los demás, el cumplimiento agradable de la llamada a ser el más pequeño entre los hermanos.
Bendiciones y un fuerte abrazo.

miércoles, 24 de agosto de 2011

¿Amar? o...¿querer?

Estoy desayunando, la radio es mi compañera de café y la música popular suena sin detenerse; de repente, oigo la voz de José José que canta: "el que ama no puede pensar, toooodo lo da, tooodo lo da. El que quiere pretende olvidar y nunca llorar y nunca llorar...Porque todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar."
Dejo de sorber mi cafecito y me pongo a pensar en las locuras e inconsistencias a las que nos vemos expuestos día tras día, cortesía de las cancioncitas de "amor" que escuchamos sea en la radio, sea en la televisión.
QUERER. En cuanto a los afectos, el querer es bien sabido, es egoísta, autocomplaciente, demandante, manipulador, objetiviza (entiéndase que reduce a la categoría de objeto, personas y relaciones), aprovechado, vampiresco.  Por tanto, en el caso de esta canción en particular, el enunciado "porque todos sabemos querer" devela una verdad, la verdad que quiere ser maquillada, para vendérnosla como contrabando afectivo, que sólo deja dolor e insatisfacción y nos roba la oportunidad de crecer en el amor.
AMAR. Es en el AMAR, que estamos confundidos, perdidos.
Los seres humanos heridos por el pecado, sumidos en el egoísmo y engañados por el seductor del mundo, hemos tergiversado el verdadero sentido del AMOR.  Las voces mundanas proclaman que amar tiene que implicar actitudes masoquistas, auto-descalificativas, co-dependientes, esclavizantes.
El amor es una revolución que conlleva libertad, auto-afirmación, auto-estima, independencia, plenitud, alegría y LOCURA. 
¿Por qué digo que AMAR ES LOCURA?  El verdadero amor, Cristo lo enseñó en su paso por este mundo, Dios Padre nos lo regala a manos llenas diariamente y nos ilumina qué es, por medio de su Palabra.
Para el mundo, este amor es locura, pues implica la dádiva gratuita de sí mismo, no hay demandas, ni exigencias, ni ideas preconcebidas de cómo tiene que ser la relación amorosa; hay aceptación total y gozosa del prójimo, los defectos no sorprenden, ni ofenden, ni duelen, son invitaciones para amar como Cristo me ama. Es dar muerte al egoísmo, matar en mí lo que me aleja de cumplir el mandato del amor.
 En el amor no hay expectativas, hay esperanzas;  en el amor no hay exigencias, hay entrega voluntaria de sí mismo;  en el amor no hay mentiras piadosas, se vive en la verdad y por ello no hay nada que esconder;  el amor verdadero no son "maripositas en el estómago", es opción diaria y gratuita; en el amor no hay manipulación, hay respeto y acompañamiento; en el amor hay crecimiento de las partes, en paralelismo, no hay una absorción del otro, hay respeto y admiración mutuos. En el amor, no dependo del otro para tener plenitud, pues mi plenitud está en Dios Padre, mi prójimo es un compañero de peregrinación.
El mundo quiere que vivamos en el engaño de que el amor de Dios Padre se queda en las manifestaciones piadosas...¡NO! el amor que Dios Padre nos profesa, es aplicable a las relaciones humanas, cualesquiera que éstan sean: conyugales, filiales, fraternales, de trabajo, de amigos.
El AMOR SÍ PIENSA, por ello no se deja confundir por los conceptos distorsionados del mal llamado amor, "amor mundano".
Por último, para tener como referencia y reflexión: Dios Padre es Amor, Jesús es Camino, Verdad y Vida.
Bendiciones y un abrazo.

martes, 2 de agosto de 2011

Aprendiendo y ratificando..

Quiero sacar de mi mente un pensamiento.
Soy católica,  estoy en contra de la FIV,  no comparto el aborto ni la eutanasia; no soy partidaria de sonsacar favores a Dios Padre a fuerza de ayunos y oraciones; no comparto los estados de euforia como expresiones de fe y de presencia de Dios Padre.
Con cierta frecuencia, leo palabras peyorativas que acusan y señalan a las personas que pensamos de este modo, con expresiones de reprobación, de rechazo y sentencian con "verdad humana" que somos obstrucción del futuro, que somos un grupo de retrógrados, "egoístas", faltos de realidad porque no nos apuntamos a seguirle el juego a la soberbia de la ciencia y la tecnología; y en el otro caso, ser mal vistos, por que profesamos una fe expresa en una religión a la que hay que dar muerte cuanto antes. 
Hoy es 2 de agosto, día que celebramos a la Virgen María en la advocación de la Reina de los Ángeles.  Un día de fiesta con ciertos tintes de "católico-fobia", que causan dolor en el corazón, porque muchos de esos ataques provienen de personas a quienes uno aprecia y estima y valora como genuinos hermanos en Cristo Jesús, aunque no compartan con uno el catolicismo.
Cristo enseñó que el valor del amor está en amar al enemigo, en amar al prójimo simplemente porque es un hijo adoptivo del Padre Celestial, condición que compartimos todos los seres humanos, creyentes y no creyentes, católicos y no católicos.  Me pregunto, ¿estas condiciones nos convierten en enemigos? ¿son razones para atacar y descalificar?
La soberbia humana nacida de la razón, razón que es producto de la inteligencia que Dios mismo deposita en cada persona, es, a mi parecer, uno de los actores principales en esta división, en esta enemistad. 
"Podeis suponer que si un árbol es bueno, su fruto será bueno, y que si un árbol es malo, su fruto será malo, pues el árbol se reconoce por su fruto. ¡Raza de víboras¡, ¿cómo podeis vosotros hablar de cosas buenas siendo malos? Porque la boca habla de lo que rebosa el corazón.
El hombre bueno saca cosas buenas del buen tesoro, y el hombre malo saca cosas malas del tesoro malo.  Os digo que los hombres darán cuenta el día del Juicio de toda palabra ociosa que pronuncien.  Porque por tus palabras serás declarado justo y por tus palabras serás condenado."  Mateo capítulo doce, del 33-37.
Por mi parte, en consecuencia con mi experiencia de Dios, a ÉL ruego, me conceda la claridad para, como hasta ahora, no insultar, no menospreciar, no juzgar ni mucho menos dictar sentencia y aplicar sanción a todo aquel que no comparte mis ideas, mis principios, mi expresión de fe, ni practica el catolicismo.
Bendiciones y un grande abrazo.



lunes, 11 de julio de 2011

La misericordia de la nada.

 Misericordia...según nos explicaba un sacerdote en una catequesis sobre la muerte, misericordia quiere decir dar el corazón al miserable; misericordia implica entonces una entrega, una dádiva de sí mismo, hasta el punto de entregar el corazón a quien no tiene nada, ni siquiera la capacidad del agradecimiento.

Un escritor desconocido para mí, Fabrice Hadjadj, acuñó una frase que me capturó: la misericordia de la nada.  De lo poco que pude leer, Hadjadj afirma que satanás no acoje la Misericordia y nos induce, con sus artimañas, a la misericordia de la nada, la cual implica negar cualquier dolor, dolor que nos pone frente a la propia miseria, miseria en la cual se expresa el Inmenso Amor de Dios Padre.  La misericordia de la nada nos aparta de Dios y ¡ni siquiera nos damos cuenta!, tan mal está nuestra fe.

Esta afirmación me puso a pensar en ciertas realidades, que por comunes, pasan inadvertidas; que por pobreza espiritual, son difíciles de reconocer.
La religiosidad natural abunda en la humanidad, se trata de tener noción de Dios pero sin llamarlo Padre (sólo quien se sabe hijo de Dios, puede llamarlo Padre y ser hijo implica aceptar humilde y obediente su Voluntad), "practicar" una religión, rezar, ir a misa el domingo sin el compromiso de apropiar la Palabra. 
De la religiosidad natural se aprovecha satanás para crear confusión, nos distrae con sentimentalismos, con romanticismos prefabricados y se nos va adormeciendo el alma con el opio de la soberbia, la vanidad, de la autosuficiencia que nos vende con apariencia de "principios del Reino".

Una actitud que asocio a esta misericordia de la nada, es aquella que asumen muchos "cristianos de agua" (se les llama así porque se quedaron con el agua que les mojó en el bautismo, sin asumir el compromiso del bautizado), se trata de  una actitud que expresan como "respeto".  Me explico, es un conformismo que no asume compromiso de anuncio, mucho menos de denuncia, porque argumentan, que por respeto no se "meten" en la vida de los demás, cuando en verdad, se trata de la cobardía para anunciar la Buena Nueva a quienes la están necesitando, les guste o no les guste (esto es asociado a hacerlo a tiempo y a destiempo, dicho en 2 Timoteo 4, 1-4)  y del  miedo a perder la comodidad por hacer denuncia y ser rechazados, atacados por ello.

En esta misericordia de la nada, se me hace que también se contempla la negación de la dimensión de la cruz. Para llegar a la dimensión gloriosa de la resurrección, primero hay que vivir la dimensión de la cruz; es en las tribulaciones, privaciones, negaciones, aflicciones que el alma muestra su verdadera escencia, en donde expresa la libre adhesión a la Voluntad de Dios Padre, el abandono y la confianza de que ÉL expresa su fuerza, su poder, su gloria en estas circunstancias.  ¿Cómo puedo experimentar la Misericordia infinita, si me centro en mí y soy mi propio dios personal?

Por tanto, la misericordia de la nada, lleva a convertirse en un "cristiano" permisivo, cobarde, egoísta, depresivo, autocentrado, quien de poco en poco aniquila la propia alma, mientras tontamente cree que está actuando bien porque reza, no falta a misa, no sufre, no hace problemas y no incomoda a los demás con temas que no quieren oír. 

Bendiciones y un fuerte abrazo.

viernes, 8 de julio de 2011

No, porque no lo veas.

No, porque no los veas, sus brazos no están ahí.
No, porque no los veas, sus ojos no brillan con curiosidad.
No, porque no lo veas, su corazón no late con fuerza titánica.
No, porque no lo veas, su cerebro no está codificando cada estímulo que percibe.
No, porque no las veas, sus piernas no están ansiosas por correr el mundo.
No, porque no la veas, su alma no está unida intrínsecamente a su ser corpóreo.
Y tú, incrédulo, auto proclamado homo sapiens sapiens,
tú, que ya caminas por este mundo, tu alma yace en tu ser, invisible a los demás.
Por más que quieras silenciarla
con argumentos llenos de ciencia y de intelectualidad,
ella te interpela la frialdad, la indiferencia
ante ésos, que, como tú fuiste alguna vez, esperan en silencio
un buen samaritano que les defienda
su innegable dignidad humana.
Priscilla de los Ángeles.


jueves, 7 de julio de 2011

Desde mi corazón.

¿Hay razón en ser una voz que resuena en el vacío?, ¿acaso hay que guardar silencio porque no se tienen ecos de lo que se dice?
 La voz quizás no es fuerte, pero es audible; no habla con la sabiduría de los eruditos, pero sí que lo hace con la sinceridad de sus propias convicciones; no tiene la fuerza de los santos y de los doctores de la Iglesia, pero sí que cree en la fuerza que Dios Padre convenga concederle en el momento que ÉL considere justo.
 La mía, es una voz que quizás ni siquiera alcanza a cubrir lo mínimo de lo más ínfimo, sin embargo, busca expresar de modo muy personal lo que el alma vibra, lo que la mente bulle.
  Hoy levanto mi voz para expresarme en desacuerdo con las pautas de la cultura de la muerte, expresadas en la eutanasia, en la eugenesia, en la FIV; prácticas que suponen bienestar para el ser humano, porque el ser humano está hastiado del sufrimiento, de la privación, de tener el orgullo lastimado porque no lo posee todo. 
  Como creyente estoy convencida de que el sufrimiento antes de morir, purifica el alma, no sólo del que está postrado en cama o carga en su cuerpo la muerte física misma sin consumarse, sino que es purificación, conversión y salvación para quienes le rodean.  Por esto es que no comparto la eutanasia; aparte que sólo Dios Padre quita la vida física para otorgar la vida eterna.
 En los incomprensibles signos de una humanidad que está llena de seres "aptos" y de personas cuya existencia según la selección natural, no debieran existir, hay letra de conversión y salvación para todos y cada uno de los seres humanos, que nos vamos transformando, cuando nos dejamos tocar profundamente por la presencia de estos otros, de quienes aprendemos a ser más humanos en los términos que Dios Padre ha dispuesto.  Por eso es que no creo en la eugenesia, pues si por ésta fuera, la faz de la Tierra se vería "librada" de la gente obesa, de los flacos esqueléticos para dar paso a los cuerpos atléticos; no habría gente con inteligencia promedio, mucho menos con IQ inferior al normal, tan sólo los genios intelectuales tendrían el "derecho" a la vida; no habría feos, sólo rostros simétricamente perfectos...¿y el alma? dónde queda el alma sensible, capaz de amar desinteresadamente; no habría conciencia del alma, porque esta no importaría, ¿o sí?
  No estoy en contra de la vida, tampoco el egoísmo me da como para negar la completud de los hijos en la vida familiar; pero, de acuerdo con el gran número de artículos de ciencia que he leído, la FIV más que vida, trae muerte.  A quien esté leyendo le pregunto: ¿considera que su ser humano, comenzó el día de su nacimiento o desde el momento mismo de la fecundación? No porque no tengamos memoria del tiempo embrionario, no quiere decir que no hayamos existido desde entonces.  Ahora vaya, mírese al espejo y contemple sus rasgos físicos que no le resultan agradables y piense que por esos "defectos", en un proceso de selección de laboratorio, bien no pudo haber existido.
 ¿Quién decide con sabiduría, con Amor, el otorgar el don de la vida?  Para mí es Dios Padre, quien en su Omnisciencia da vida a personas con misiones específicas, trascendentales según Sus criterios; aunque Sus designios nos resulten incomprensibles, no significa que carezcan de sabiduría, inteligencia y bien absoluto para todos y cada uno de nosotros.

 Abrazos y bendiciones.

miércoles, 29 de junio de 2011

Había una vez un soldado...

Había una vez un soldado, solo en la trinchera.  Sus compañeros luchaban unidos a unos cuantos kilómetros de distancia de donde se encontraba él; podía oírlos combatir férreamente contra el enemigo.  El enemigo era poderoso y tenía controlado todo a su alrededor, tanto así, que fácil había logrado confundir las mentes de algunos aliados y éstos sin percatarse, creían que luchaban contra el enemigo, pero en realidad, sus esfuerzos atentaban contra ellos mismos.
Ante este panorama, el soldado sentía desolación, pesimismo; hasta que en un determinado momento comprendió que su esfuerzo en solitario también era preciso hacerlo para lograr el éxito de todos, para derrotar al enemigo común.  No importaba ya, ni la falta de recursos, ni el estar sin apoyo, ni siquiera las grandes demostraciones de poder, de control y el espejismo triunfalista del cual hacía gala el enemigo; sólo importaba luchar sin tregua, pelear hasta la última gota de sudor y de sangre para defender la Verdad.

Hoy me siento como este soldado, miro a mi alrededor y muchos de quienes crei eran aliados en la fe, en el compromiso cristiano-católico son personas que han optado por vivir al margen, en clara evasión de todo conflicto que les pueda devenir por la defensa de la fe, de la cultura de la vida a la que somos llamados desde el bautismo y la adopción como hijos de Dios.
También, lejos de mí, escucho católicos comprometidos que no temen las represalias de los tibios, ni los ataques de quienes han optado por dar la espalda a Dios y a su Verdad.

Soy una soldado solitaria que desde su posición en las trincheras, busca tímida ir venciendo mis propios miedos por enfrentar lo que se ha de venir encima, aferrándome cada vez más de la mano de Cristo, para, así como él lo hiciera muchas veces, denunciar a quienes se rasgan las vestiduras, a los que mercan en el templo, para responder con mayor compromiso al llamado que Dios Padre me hace desde mi bautismo, desde mi confirmación personal y voluntaria en la fe, desde la adopción que la sangre de Jesús firmó para mí.

Bendiciones.

lunes, 20 de junio de 2011

Pensamientos en cascada...

Mi puesta de hoy la inicio con una cita bíblica, del libro de Jeremías 1, 4-5:

"Me dirigió Yahvé la palabra en estos términos:
                       Antes de haberte formado yo en el vientre, te conocía; antes que nacieses, te había consagrado yo profeta; te tenía destinado a las naciones."

 Leyendo esto, no puedo evitar pensar, una vez más, que el Autor de la vida es Uno: Dios Padre.  Cierto, la cita alude al profeta, sin embargo, la Palabra es para cada uno de nosotros: Dios mismo, desde antes de la Creación, ya nos había llamado por nuestro respectivo nombre y había designado para cada quien una misión específica para cumplir, ya había dispuesto los dones, carismas, talentos y limitaciones, que para el equilibrio de la humanidad, correspondía a cada uno.
  ¿No es acaso un acto de soberbia el arogarse la apropiación de dones, de carismas, talentos por encima de la Voluntad perfecta del Creador?
   "Antes de haberte formado yo en el vientre", a la luz de estas palabras salidas de la boca de Dios me queda claro que la dignidad humana, el ser humano como tal ES, incluso, desde antes de ser concebido. 
   "Antes que nacieses, te había consagrado yo profeta", con éstas comprendo que en el Plan Divino, el nacimiento de un ser humano es producto de la Voluntad de Dios Padre.
   Aquí me pregunto, ¿quién soy para "obligar" una vida? ¿quién soy para acabar con la vida de una persona? ¿cuáles son las implicaciones de "atravesarle el caballo" a la Voluntad de Dios?
   Aparece en mi mente otro pensamiento, uno que aprendí mientras estudiaba psicología: los hijos son la prolongación de la propia existencia; tener hijos es saldar la cuenta de vida que uno adeuda por haber venido al mundo; la mujer cuando es madre de mujeres, ve en ellas una extensión de sí misma, mientras que si es madre de varón, siente tener la oportunidad de "crear" el hombre ideal que nunca tuvo.  Pensamientos meramente humanos, no los desvalorizo, pero son tan sólo humanos; explicaciones que por su naturaleza humana, desprenden visiones egoístas de la situación, y en ellas subyace el discurso de la propia realización, sin tomar en cuenta la Voluntad, ni a Dios.


 El Salmo 128 (127) intitulado "Bendición del justo" dice en sus versículos 1-3:

"¡Dichosos los que temen a Yahvé y recorren todos sus caminos!
  Del trabajo de tus manos comerás,
  ¡dichoso tú, que todo te irá bien!
  Tu esposa como parra fecunda,
  dentro de tu casa;
   tus hijos, como brotes de olivo,
  en torno a tu mesa."

 Este salmo escrito mucho tiempo antes del Evangelio de Cristo, de puño y letra del rey David, exalta la bendición de Dios Padre sobre todos los aspectos de vida, y procura abarcarlos todos, del hombre que le es fiel, mas no me sugiere imperativos de lo que debo considerar como señales para saber que Dios me ama y me bendice.


 Ya en este punto, pienso en la confusión de una vida espiritual "light", donde tengo nociones de Dios, pero donde no cabe el concepto de "cristiano a tiempo completo" y ello me recuerda las palabras de Jesucristo en Mateo 7, 21-23:
  
    "No todo el que me diga ¨Señor, Señor¨ entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi padre que está en los cielos.  Muchos me dirán aquel día: ¨Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?¨ Pero entonces les declararé: ¡Jamás os conocí; apartaos de mí, malhechores!"

  Claro me queda que no hacer la voluntad de Dios Padre y no asumir ese compromiso con amor leal, fiel, cristianamente, es decir, tal cual lo hace Cristo, me lleva a ser una malhechora.  Bien podría conformarme con una vida de apariencias, de ritos vividos sin sentido y conformista, atenida al Amor sin asumir el compromiso real.  Una fe "tipo mantequilla" es blandengue, adolescente de Dios y su Verdad, un peligro real para mi alma, si tengo en consideración todas las aristas.

 En cambio, la humildad de reconocer el hambre espiritual, lleva a ser un buscador de la Verdad y conlleva la opción por Cristo, por hacer la voluntad de Dios. No digo que conozca la Verdad, de hecho nunca lo lograré en esta vida, pero sí, cada vez que tengo algo de lucidez, la mente y el alma me exigen buscarla.
 
Por otro lado, el ser humano es tan sólo un colaborador del plan de Dios, no es quien diseña, dicta, guía, sólo colabora y la colaboración consiste en ser obedientes al plan que Dios trazó para cada uno de nosotros, plan que no tiene asociación alguna con las vanidades, egoísmos, caprichos de este mundo transitorio.

 En san Juan 15, 18-21, Jesús dice:
   "Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros.
    Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero el mundo os odia porque no sois del mundo, pues yo, al elegiros, os he sacado del mundo.
    Acordaos de lo que os he dicho: El siervo no es más que su señor.
    Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi palabra, también la vuestra guardarán.
     Pero todo esto os lo harán a causa de mi persona, porque no conocen al que me ha enviado."
  Son palabras que deben quedar con fuego escritas en el alma de quien opta por ser "cristiano a tiempo completo" para que sepa a que atenerse, pero con el gozo de saberse en Cristo.
 
Toda esta reflexión me viene a raíz de la celebración del día del padre y la polémica que se ha desatado en torno a la FIV en los últimos días.  Este es tan sólo mi sentir, mi punto de vista; no condeno, no juzgo, pues el único que escruta los corazones y por ello está empoderado para hacerlo es Dios Padre, nadie más; pero en mi búsqueda de la verdad aquí es a donde he llegado.
  Bendiciones.

viernes, 27 de mayo de 2011

Mi experiencia de Dios...o, con Dios.

Dios. Monosílabo que lo abarca todo, que implica amor, poder, majestad, reverencia, alabanza, misericordia, sabiduría, discernimiento, creación, por citar algo.
Con los años y por la misericordia de Dios mismo, he ido comprendiendo que ÉL no es simple intelección, no es un nivel social o estatus, no es una insignia que hablará de cuán buena soy.
Ha habido tiempos en que me he sorprendido pensando que Dios es tan sólo una linda fábula para que sufra "callada la boca" y que es el producto de una neurosis colectiva desposeída, no privilegiada; sin embargo, la cordura viene por misericordia y veo con claridad que es el enemigo espiritual quien me distrae con tal pensamiento para robarme el precioso tesoro de la fe.
Dios es experiencia de vida, no una puesta en escena como si se tratase de una obra teatral; digo esto, porque también he vivido el espejismo de creerme beata por mis actitudes exteriores, aún cuando en lo profundo de mi corazón el ser conversa se trataba de una simple idea. 
La experiencia de Dios es LIBERADORA en todo el sentido de la palabra. Liberadora porque me concilia conmigo misma, me permite aceptarme con todo lo malo, lo "bueno", lo bonito, lo feo que soy; poder ser yo misma con todo este espectro de personalidad, en lo íntimo, en lo público sin perder mi propia dignidad.
Libera, porque me permite aceptar a los demás con sus aspectos de personalidad que me resultan una piedra en el zapato y sorprenderme de que si bien, sigue siendo molesto, no me roba la paz ni me quita la sonrisa del rostro, y con asombro, descubro, que poco a poco, muere en mí el impulso por criticar a las personas por sus rasgos exasperantes.
Libera del querer imponerme por encima de los demás, de la necedad por querer obligar a quienes me rodean a ser como yo quiero que sean, o sea, el movimiento de libertad me lleva hacia el respeto.
También me libera de mis equivocadas concepciones de lo que debiera ser mi experiencia de Dios. Es ÉL quien lleva la batuta de la relación, ÉL es quien sabiamente me concede lo que necesito, lo que puedo administrar y los dones con los que le puedo ser útil para amar a los demás; no está en mi el imponer cuáles carismas son los que quiero, porque al fin y al cabo, en mi egoismo los escogeria para lucirme yo, no para servirle, por tanto, ÉL me confía los carismas con los cuales pueda yo encontrar mi conversión, al tiempo que soy útil para los demás.
La experiencia de Dios, es una experiencia de VERDAD. ¿Por qué? porque en Dios está la claridad para valorar lo que es realmente importante. La vanidad, el egoísmo, la soberbia de este mundo exigen que para ser pleno, feliz, realizado, debe cumplirse con:  tener grandes títulos académicos, un gran trabajo, una gran familia, un esposo/a envidiable, hijos intelgentes, sanos, talentosos (y cuando éstos no vienen por la naturaleza misma de la reproducción humana, trasgredir con las herrramientas de la ciencia para "crear" y "concebir" el hijo que Dios me "niega" y que tengo "derecho" a tener), grandes posesiones materiales, ¡hasta la marca le imponen a uno! para asegurar que uno identifique "cuán exitoso" es.  Y no, en Dios lo realmente importante es el AMOR, amor expresado con la palabra caridad, pues el verdadero amor es dádiva de sí mismo más que de bienes materiales, es aceptar al otro con la misma medida que Dios tiene para con uno, es ser valiente para defender la fe sin importarle el "desprestigio" que va a comprarse, es en todo momento pedir la gracia y luchar contra uno mismo, para ser una transparencia del ser y del amor de Nuestro Señor Jesucristo. Amor manifestado en obediencia a la voluntad de Dios, en sacrificio, entrega, oración perseverante, en humildad.
La experiencia de Dios lo lleva a uno a llamarle PADRE. Dicen que sólo quien se sabe hijo suyo, puede llamarlo Padre. Tener a Dios por Padre es saberme amada por ÉL, la certeza de que ÉL siempre me dará cosas buenas, aunque de primera entrada yo no le vea lo bueno por ningún lado, es saber que Jesucristo es para mí CAMINO, VERDAD Y VIDA.
Soy tan sólo una pecadora más librando su lucha en este peregrinar hacia la Jerusalén del Cielo y en su limitada comprensión, por misericordia de Dios Padre, va teniendo esclarecimientos de lo que para su realidad es la experiencia de Dios.
Bendiciones y abrazos.

viernes, 20 de mayo de 2011

La riqueza que heredo de quienes se han cruzado en mi camino.

Dios Padre permite que los caminos de los seres humanos se entrecrucen para escribir historias de conversión.  Esto es una verdad que ahora logro comprender en paz y agradecimiento.
Es común que uno en su religiosidad natural, espere que la bendición de Dios llegue con el rostro de la abundancia, de la fertilidad, de la buena fama, de la comodidad, del ser amado por todos los que le rodean a uno, del ser popular, número uno, alma de la fiesta, ser la luz que brille en todo evento social, por pequeño que sea, además de una buena figura, un buen rostro, buena salud y condición atlética; en síntesis, uno se cree que la bendición de Dios es la perfección de las condiciones de vida en este mundo, según las expectativas del mundo.
Ahora, a lo que motiva mis letras.
El rechazo, las falsedades, la manipulación, la hipocresía y las calumnias son aspectos de vida que, históricamente, me han causado gran dolor y tristeza.  Recuerdo que en un principio, mi reacción era de ostracismo, de rumiar mis dolores y caer en una tristeza que explotaba en cólera. Más tarde, con los años y una percepción de falsa valentía, reaccionaba con agresividad manifiesta en malos modos, en silencio, y algunas veces, en chistes bastante sangrones.
Pero con el tiempo, y aunque suene a vieja fanática, Dios Padre en su misericordia, me facilitó los medios y los correctos maestros, según el magisterio de la Iglesia a la que pertenezco, me llamó a su Luz y todo empezó a cambiar.  No cambiaron las personas, el cambio se opera en mí, gracias a dos factores: 1, El amor de Dios.  2. Me despojé de toda majadería y abrí el alma para que ÉL haga su revolución de amor.
De eso hace ya unos cuatro años. Fue tan sólo el inicio, porque este camino nunca termina, se anda hasta que la hermana muerte llegue a avisar que ya es hora de partir.
Hoy por hoy, miro atrás y sólo veo tesoros, crecimiento espiritual.
Los insultos y comentarios despectivos para conmigo, fueron transformados en bendiciones, en modificaciones y mejoras. Las falsas "verdades" que se dijeron de mí, fueron tan sólo una puerta para que Dios me enviara amor, consuelo, paz, y me hablara aún más al oído, llamándome a su lado para instruirme más.  Los rechazos, que aún los vivo, me sirven como arista para poder mirarme desde otro ángulo, autoexaminarme y corregirme o ratificarme.  El desprecio, me regala espacios a solas, donde puedo elevar mis ojos en busca del Rostro amoroso de Dios, y siempre lo encuentro, animándome y regalándome nociones de la verdad.  De la hipocresía aprendo el valor del ser genuino, auténtico, fiel, leal y me alerta, para que siempre busque abrir mi alma a Dios y Él me guíe para ser y actuar según la verdad.
Como ven, no sólo las personas que obsequian amor, apoyo incondicional, compañía, aquellas que son buenas con uno, dejan huellas valiosas en la propia existencia.  También de aquellos con quienes sufrimos ratos amargos,  se heredan riquezas de insospechado valor, tesoros que sorprenden por lo invaluables y positivos que son.
Además, si Cristo, unigénito del Padre, sufrió todo lo anterior y más, quien soy yo para hacerme la merecida y esperar que mi vida sea color de rosa, con todas mis necesidades y necedades satisfechas por ÉL; privilegio es que mi vida sea una transparencia del ser y del amor de Jesucristo, lo cual conlleva vivir alegremente, todo lo negativo que anteriormente he descrito.
Bendiciones y abrazos.

miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Será cierto que Dios condena?

La concepción más popular y errada es que Dios condena.
Hoy mismo he estado leyendo y meditando el evangelio según san Juan (capítulo doce, versículos del cuarenta y cuatro al cincuenta) y el mismo Jesucristo habla:-"...el que me ve a mí ve al que me ha enviado...no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.  El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día." 
Entonces, a partir de las mismas palabras de Jesús se desprende esta comprensión: Cristo es la luz del mundo para librarnos de las tinieblas del pecado, dicha Luz es su Palabra, su Evangelio, el cual no tiene nada de ambiguo cuando uno se decide a recibirlo sin expectativas, sin buscar argumentos, sin buscar pretextos, ni disculpas.  
Si Jesús y Dios Padre están el uno en el otro de modo recíproco, si Cristo afirma que quien lo ve a Él ve a Dios, que lo que él habla es por mandato del Padre Celestial, entonces, Dios no condena, Dios busca y propicia la salvación de sus hijos adoptivos, que somos todos los seres humanos.
Desde el principio de la Creación, Dios Padre regaló a la especie humana el libre albedrío, por tanto, cada uno de nosotros tiene la libertad de escoger para sí camino de perdición o camino de salvación.  Optar por el camino de salvación y vida eterna consiste en guardar, o sea, observar y hacer vida, las palabras de Cristo, es convertirse en evangelio viviente en el amplio espectro del compromiso cristiano.
Por lo tanto, el ser humano desde su vida terrena puede anticipar la vida eterna, viviendo según los valores del Reino y así el día del juicio personal, por lo menos pegar terminación con el purgatorio.
Pero también, uno puede desde este mundo empezar a vivir la condenación eterna, con el simple hecho de rechazar toda enseñanza de Dios, de Jesús, haciéndose de uno mismo el dios personal que gobierna ciegamente su propia existencia.  Cabe destacar que este es uno de los engaños del enemigo mortal, que uno piense que Dios es un cuento de hadas y que la vida hay que "disfrutarla al máximo" probando todos los excesos, porque de por sí, no hay tal de vida eterna.
La fe, el creer en Dios, en su Unigénito, es una virtud teologal, es decir, sólo Dios Padre puede concederla, por tanto hay que orar perseverante para que Dios conceda y/o aumente la propia fe, para de este modo, fortalecidos en ÉL y en Cristo hacer opción de vida eterna.
Abrazos y bendiciones.

miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Cuál es el mejor milagro?

En las Escrituras se lee sobre los milagros que Cristo realizó en nombre de Dios. Los paralíticos podían caminar, a los ciegos se les daba la vista, a los sordos se les devolvía la capacidad de oír, a los endemoniados se les libraba de los espíritus inmundos, a los muertos se les devolvía la vida e incluso a los enfermos crónicos se les restituía la salud.
Hoy los seres humanos estamos ansiosos por ver el poder de Dios manifestado en medio de nosotros, pero limitamos el dejarnos asombrar por el poder del Omnipotente, a los sucesos que rompan con las leyes de la naturaleza, circunscribiendo la fuerza del milagro al ámbito de lo terreno y perecedero.  Me explico, ¿qué es mejor?: que una persona vuelva a caminar con sus piernas corporales, las cuales cuando muera, quedarán inertes; o que el milagro sea, que su parálisis espiritual sea curada y aunque su cuerpo no pueda moverse, su alma no tenga límites en el Amor de Dios.  O, que una persona ciega vuelva a ver con los ojos de su cuerpo, cuerpo mortal; o que al ciego del espíritu se le devuelva la vista y pueda mirar su propia miseria, su pecado, se arrepienta y se convierta para la vida eterna.   Que a un sordo se le devuelva el oído y oiga los sonidos de este mundo, o que se le abran los oídos del espíritu para que pueda oír la voz de Dios que le llama amorosamente y le instruye para que se salve y tenga vida abundante en ÉL.
Considero que el mayor milagro que pueda operarse en cualquier persona, es el milagro de la conversión; milagro que devuelve la salud al alma, al espíritu propio que al momento de morir el cuerpo alcanza un estado de trascendencia eterna, de tal modo que sumado a la justificación que Cristo nos ha logrado, se puede alcanzar la vida eterna.
La salud del cuerpo es importante, los milagros extraordinarios que rompen con las leyes naturales son genuina muestra del poder de Dios Padre, pero, creo personalmente, hay milagros superiores, invisibles, trascendentales y que muestran mucho mejor el gran poder de Dios.
Bendiciones y abrazos.

Anhelos y realidades.

De siempre he creído que el anhelo inscrito en el corazón, es la clave para descubrir la vocación a la cual uno ha sido llamado para cumplir en este mundo. Incluso, una vez, oí en la radio la fábula de un águila que por un accidente, todavía siendo un huevo, cae en un gallinero y lo "adopta" una gallina que estaba clueca, lo empolla junto con los otros huevos, nace el águilita en medio de todos los pollitos y empieza su vida creyéndose un pollito desadaptado; sin embargo, cuando crece, mira al cielo y siente el anhelo de volar; hasta que un día todo se confabula, el águila descubre su verdadera identidad y se remonta en el cielo azul, feliz de descubrirse.  Pues, este cuento corto por muchos años alentó mis sueños, mis anhelos.
Sin embargo la realidad es otra, al menos para mí. Y, ahora que estoy más enfocada en buscar el Rostro de Dios, creo haber encontrado una explicación, quizás no parezca lógica, pero al fin y al cabo, una explicación.
Mi anhelo particular está asociado a la música, al bel canto, a vivir en el extranjero y además, a sueños de grandeza; para realizarlo luché contra la oposición de mis papás, luché internamente conmigo misma pues tenía el conflicto de honrar a padre y madre, al tiempo que buscaba ser yo; luché con un sentimiento de vejez, sentía que a la edad que comenzaba ya era muy tarde. Aunque hubo consuelos: personas que expresaban admiración por mis talentos, otras me alentaban, diciéndome que me estaba "desperdiciando aquí"; incluso, gracias a Dios Padre, pude estudiar música en la Etapa Básica de la UCR, también  fui becada por un profesor de canto, estudié actuación con el mejor profesor de teatro que hay en el país, pude participar de un montaje de ópera con una compañía independiente, como uno de los personajes principales.
Retomo, la realidad hoy día, para mí, dista mucho de aquellos anhelos.  Aquí es donde mi comprensión se torna en otra.  He llegado al convencimiento de que en la pedagogía particular que Dios Padre dispone para cada uno de sus hijos adoptivos, me tocó en suerte vivir el anhelo como signo de contradicción.
Vivir el anhelo como signo de contradicción supone, para mi crecimiento espiritual varias lecciones. Primero una lección de humildad, pues por mucho tiempo sentí vanidad a partir de mis talentos. Segundo,  una lección de obediencia y sometimiento a la Voluntad de Dios a partir de lo incomprensible, por ende, una lección de abandono a la Voluntad del Padre Celestial. Tercero, una lección de silencio, de callar las preguntas innecesarias de "¿por qué ...?", así como los reproches y reclamos. Cuarto, una lección de esperanza, entendida como saber esperar en Dios, en su Palabra, en su promesa.
Hoy por hoy, vivo mi anhelo como signo de contradicción en gozo, en paz, en esperanza; cada día Dios Padre me abre un poco más los ojos del alma para mostrarme la belleza del plan trazado para mí, a partir de vivir en alegría mi anhelo contradictorio; y les confieso, los sueños de grandeza se están cumpliendo, no en la limitada medida que yo había concebido, en la medida de una grandeza superior que se viste con el traje del servicio, del morir al egoísmo y del abrirse a responder generosamente al llamado de ser un instrumento para ser usado por Dios.
Bendiciones y abrazos.

martes, 10 de mayo de 2011

Un pequeño homenaje atrasado.

Quiero hacer un pequeño homenaje a un hombre, uno muy especial para mí; se trata de mi esposo quien en días pasados cumplió años.
Lo conocí hace quince años, el día que fui a audicionar para el Coro Sinfónico Nacional.  Entre la gente, ví a un muchacho de amplia sonrisa, actitud inquieta y ojos preciosos; me crean o no, oí una voz dentro de mí que dijo: "es él", me pregunté: ¿será  posible que ése sea el amor de mi vida?, encojerme de hombros fue mi respuesta.  Por increíble que parezca, dos días después me propuso noviazgo y mi "afirmativa" respuesta fue: ¡diay! ¿por qué no?
Cuando lo conocí no estaba en busca de nadie, hacía unos cuatro meses había llegado a su final una relación de ocho años de noviazgo y no me sentía apurada, o al menos eso es lo que creo.
En fin, desde el comienzo ví en el hombre que hoy es mi esposo, que era alguien completamente diferente a todos los hombres que había conocido hasta aquel momento: espíritu rebelde, gusta de la música clásica, no hablo de Bob Marley, sino de Mozart, Beethoven, Bach, Vivaldi, Verdi, así como un gusto por lo auténtico, entre otras cosas.  Aún así, me aventuraba a ser la novia de un perfecto desconocido.
Con el paso de los años, he ido conociendo a ese "perfecto desconocido"; las más de las veces, por medio de las peleas que son la consecuencia de las diferencias y otras por las batallas que libramos como frente unido; pero no dejo por fuera los bellos momentos compartidos en franca armonía.
Hoy quiero agradecer a Dios Padre por juntar nuestros caminos y permitirme conocer un maravilloso ser humano de quien he podido aprender el valor de aceptarme como la persona que soy, el valor de abrazar la vida en su completud.  No es un santo, pero me gusta pensarlo así pues me acepta y sobrevive a mis defectos que son bien feos.  Y, gracias a Dios Omnipotente, él es el hombre temeroso de Dios, amante de Su Voluntad, fiel a su familia, amoroso, hombre de trabajo tesonero con el que tanto había soñado desde niña.
Gracias mi amor por ser quien eres, pues con virtudes y defectos, eres justo quien Dios Padre había destinado para mí, para mi conversión, para mi realización...espero que yo sea la tuya. Te Amo.

lunes, 9 de mayo de 2011

Ahora sí, de nuevo a la realidad.

Hoy en el rezo de los laudes han destacado para mí, ciertos versículos de las lecturas Romanos 10, 8b-10; salmo 83; Isaías 2, 2-5 y del evangelio según san Juan 6, 22-29.
En orden, aparecieron así:
"Dichosos los que encuentran en tí su fuerza
al preparar su peregrinación:
cuando atraviesan áridos valles, los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana,
los cubriera de bendiciones;..." (del salmo 83)

"Él nos instruirá en sus caminos,
y marcharemos por sus sendas;..." ( de Isaías 2, 2-5)

De Romanos 10, 8b-10: " Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como tu Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.  Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación."

Y, del evangelio de hoy, según san Juan 6, 22-29:
 Jesús les contestó: -<>
Ellos le peguntaron: - <>
Respondió Jesús: -<>

Todo se me convierte en una plegaria completa que eleva mi alma en agradecimiento, súplica y que de Dios Padre viene con la exhortación de vivir en Cristo.
El salmista reconoce que la vida del creyente, es una vida con dificultades, tribulaciones, pero que quien se abandona en manos de Dios Padre, recibe de ÉL la fuerza extraordinaria para continuar con gozo en el alma y una amplia sonrisa en el rostro, sabiéndose triunfador en Cristo y con Cristo.
Isaías ya anuncia que todo saber, inteligencia, sabiduría que valen la pena, son las que provienen de Dios Padre y quien es dócil a Su Voluntad, camina seguro por Sus sendas.

En la carta a los Romanos, el Señor me regala esta comprensión personal, mi salvación proviene en primer término por la justificación que Jesús me ha alcanzado con su sacrificio santo y perfecto, pero que yo debo creer de corazón. La confesión de labios, supone tácitamente, que nace del corazón iluminado por la presencia de Cristo Jesús e impregnado por su espíritu, actúa conforme a ser evangelio viviente tal y como lo es Jesucristo; así, unido en Cristo a Dios Padre.  Pues si confieso creer en Jesús tan sólo de labios, sin reflejarlo con un genuino, sincero testimonio de vida en Cristo, soy tan sólo una mentirosa, una hipócrita que usa el nombre de Jesús para quedar bien ante los seres humanos ( o sea, que mi verdadero dios, sería mi vanidad ).

Para reafirmar lo que hoy me quiere decir el Señor, Jesús me regala a través del evangelio la máxima de TRABAJAR POR EL ALIMENTO QUE PERDURA PARA LA VIDA ETERNA...haciendo la obra que Dios quiere...: que crea(is) en el que Él ha enviado.
Todo se conjunta en la idea de que mis esfuerzos cotidianos, aún en medio de los afanes de este mundo, siempre estén orientados en trabajar por alcanzar el Reino de los Cielos, perseverando en el escrute de la Palabra a la luz del Espíritu Santo, constante en la oración íntima, privada, asimismo en la oración comunitaria, que frecuente la celebración de la Palabra (santa misa) y participe de la fracción del pan (sagrada comunión, para quienes somos católicos).  Todo esto como punto de partida para estar en estrecha unión con Cristo y de este modo, sea Él quien actúe en uno, así profesar la fe en Dios y en su Cristo.
Jesús también amonesta que uno muchas veces lo busca, no por amor, no por fe, sino porque al ver lo poderoso que es Dios, uno lo busca para que satisfaga las mundanas necesidades que se tienen. Así que es obligatorio, ser autocrítico y siempre autoexaminarme para saber si le amo porque lo necesito o lo necesito porque lo amo.

Experiencias durante un partido de final de campeonato de fútbol.

Hoy deseo compartirles mis experiencias de ayer domingo, 8 de mayo, durante el primer partido de dos, para la final del campeonato de verano del fútbol nacional, entre los equipos de San Carlos y la Liga Deportiva Alajuelense.
Primero hago referencia que de aficionada al fútbol tengo relativamente poco tiempo de serlo, de niña me desagradaba este deporte, pues fue la causa de muuuuuchos domingos aburrida en el estadio Carlos Ugalde Alvarez, casa del equipo de San Carlos, porque mis papás eran miembros activos del San Carlos FC y, además de reuniones de junta, ayudaban con la venta de comidas en el chinamo que el Ala Femenina del equipo tenía (o tiene) en el estadio.
Con el tiempo y luego de ir comprendiendo en qué consiste el fútbol, le he ido tomando el gusto. Soy aficionada "light", no me gusta el fanatismo, por lo tanto no considero que llegaré a caer en ese extremo.
En cuanto al día de ayer, la jornada comenzó desde muy temprano pues teníamos que desplazarnos desde donde vivimos, a 30 minutos del centro de la ciudad  de La Fortuna, la cual a su vez dista a 1 hora de Ciudad Quesada, cabecera del cantón de San Carlos y la ciudad donde se halla el estadio.  Había que estar bien tempranito haciendo fila, porque las puertas del estadio las abrían a la 1pm y el partido se jugaría a las 5pm.
Una vez frente al estadio, alineados para poder entrar, ya se sentía la fiesta: vendedores de banderas, de capas para la lluvia (San Carlos es reconocido porque siempre está lloviendo), pulseritas, gorras, vuvuzelas, camisetas, revendedores de entradas ofrecían lo suyo y hasta un pintacaritas, gratuitamente ilustraba con los colores del equipo favorito, los rostros de los aficionados. También como no se permite ingresar al estadio con monedas (para evitar agresiones a los jugadores y árbitros) hubo la presencia de representantes de causas sociales para aprovechar la situación y así hacer colecta.
Ya dentro del estadio, entretenidos con actividades como concursos, bailarines, reconocimientos, y el destacado joven que iba por toda la cancha, gradería por gradería, haciendo suertes con un balón al mejor estilo del Cirque du Soleil.
La energía de los aficionados es increíblemente maravillosa, escuchar tantas gargantas corear al equipo, animarlo, es hermoso. Lástima que todavía muchos, dan lugar a cantar insultos a la afición contraria así como a los jugadores contrarios; mención aparte, son los habituales "madrazos" que se gritan desde el alma, en desahogo de una jugada frustrada.
Hubo un muchacho en particular, estaba sentado delante de mí,  todo el tiempo dedicó señas, insultos y "recomendaciones" a los liguistas, pero lo destaco porque me resultaron llamativos la vehemencia y el ardor con que vertía sus energías en tales acciones. Al final del encuentro y con el resultado en nuestra contra, el joven entró en una especie de trance futbolístico que no lo dejaba dar crédito a lo que había sucedido.
En cuanto a  la barra de los alajuelenses, algunos destacaron por su actitud soez, con gestos obscenos e incluso hubo uno que se bajó los pantalones y dejó las nalgas al desnudo. Triste, pero cierto.
Mientras tanto, en la cancha los equipos en pugna. San Carlos, novato en las lides de finales de campeonato, lució con gran amor por la camiseta, aunque, creo fue por los nervios, bastante desorientado y aún así aguerrido. En cuanto a los adversarios, a todas luces se vió que estudiaron concienzudamente los movimientos del equipo sancarleño, pero jugaron haciendo uso de golpes, triquiñuelas, zancadillas e incluso, mofándose de los nuestros...aquí pregunto ¿será acaso por esa errada concepción a nivel nacional de que los sancarleños somos unos "botas de hule", maiceros sin roce?
En fin, ayer se vivió la fiesta del fútbol una vez más. A Dios gracias, pude ser testigo presencial y disfrutarlo en amplio espectro. Ya veremos que sucederá en el partido decisivo.
Bendiciones y abrazos.

sábado, 7 de mayo de 2011

Retomando...

Hace dos años, por sugerencia de unas amigas, decidí abrir mi propio blog para exponer mi manera de sentir, de pensar. De repente, dejé de publicar y ahora, por cuestiones de la vida, al participar en el blog de una amiga, pues me he encontrado con éste que tenía en total abandono.
Me propongo retomar el uso de este espacio y espero, sea lo que propone ser.
Bendiciones y abrazos.